Los retos del nuevo secretario Miranda

No es difícil tomar decisiones, una vez que sabes cuáles son tus valores – Roy E. Disney

Sin duda, la nota de la semana pasada son los cambios en el gabinete presidencial, particularmente el cambio en la Secretaría de Hacienda. Sin embargo, hay un relevo que me pareció más relevante y que no recibió tanta atención de los medios. La designación de Luis Enrique Miranda como nuevo secretario de Desarrollo Social, un nombramiento que me parece de inmensa trascendencia, por la importancia de dicha secretaría y por el perfil del nuevo secretario.

Veamos, Luis Enrique Miranda es abogado por la Universidad Isidro Fabela. Tiene una carrera prolífica dentro del llamado “Grupo Atlacomulco”. Antes de trabajar en el gobierno del Estado de México con el entonces gobernador Enrique Peña Nieto, tuvo muchos cargos en el gobierno de Arturo Montiel, donde llegó a ser secretario de Administración y Finanzas.

También fue encargado de las negociaciones en San Salvador Atenco, mismas que no rindieron frutos. Luego intentó ser alcalde de Toluca, en una elección que perdió frente al candidato del PAN, Juan Rodolfo Sánchez. Más adelante, se convirtió en secretario de Gobierno durante los años del entonces gobernador Peña Nieto.

Desde el inicio de este sexenio, Luis Enrique Miranda fue designado como subsecretario de Gobernación, se le delegó la negociación con la CNTE, y es en buena medida responsable de que la implementación de la Reforma Educativa siga pendiente. Según datos de diferentes medios, su estrategia predilecta siempre fue repartir billetazos, lo que reforzó la estrategia de la CNTE de movilizarse cada vez que el dinero se acabara. No sorprende entonces que los líderes sindicales se hayan envalentonado, la protesta corporativa es un negociazo.

Carlos Puig citaba en su columna del 4 de junio del 2015 cómo en la declaración patrimonial presentada ante la Secretaría de la Función Publica, Luis Enrique Miranda definía su cargo como el encargado de la “gobernabilidad” del país, ni más ni menos. Al igual, el funcionario manifiesta en dicha declaración su negativa a hacer públicos tanto sus datos patrimoniales como su declaración de intereses, lo que nos hace suponer sus posturas sobre la relevancia de la transparencia.

A un año de las elecciones en el Estado de México y a dos de las elecciones presidenciales, Luis Enrique Miranda ahora está al mando de una secretaría que implementa programas sociales que operan en muchos casos bajo la lógica de clientelas político-electorales (Diaz-Cayeros, Estevez y Magaloni 2007). Durante décadas ha sido un secreto a voces —un secreto muy público— que un sin fin de programas de desarrollo social en nuestro país solo han servido para lucrar electoralmente con la pobreza.

Lo que debería de ser una secretaría con amplia autonomía y con mecanismos transparentes para garantizar los derechos sociales —criterios técnicos, rendición de cuentas, un padrón único y estricta medición de resultados para reducir la pobreza— ha servido para muchos gobiernos como máquina de clientelas políticas.

No conozco personalmente al nuevo secretario Miranda. Mi análisis se basa en información pública y objetiva, y por el bien de México espero que haga un buen papel. Pero seamos claros: es un funcionario cuya experiencia teórica y/o práctica en asuntos de pobreza y política social es prácticamente nula y cuyas principales funciones han sido, hasta hoy, de “operación política”. Ahora está al frente de una secretaría que es susceptible a terminar arrastrada por una intensa competencia electoral rumbo a 2018. Considero que este asunto nos deja un mensaje y una tarea muy claros a la ciudadanía: necesitamos presionar para evitar que los apoyos del gobierno a través de los programas sociales sigan una lógica clientelar.

El asunto no es menor, la Secretaría de Desarrollo Social atiende a los mexicanos más vulnerables, muchos invisibles para el gobierno; más de 50 millones de niños, jóvenes, mujeres y adultos que carecen de opciones. Desde el pasado 7 de septiembre el presidente Enrique Peña Nieto considera que su compadre, Luis Enrique Miranda, es el hombre más calificado para encabezar esta noble y relevante misión. Por el bien de México, espero que el nuevo secretario sea un técnico honesto. De no ser así, la sociedad civil tendrá que estar ahí, para asegurar que los recursos de todos no sirvan a las clientelas de algunos.

Artículo publicado en Reforma, el 13 de septiembre de 2016.


 

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