Privacidad

“La privacidad está muerta y las redes sociales sostienen la pistola con humo” —Pete Cashmore, CEO de Mashable

Parece que fue ayer cuando el mundo empezó a vivir una revolución tecnológica y cultural, quizá como pocas veces se había visto —acaso la última fue el invento de la televisión—. A finales de la década pasada, las redes sociales se convirtieron en plazas de encuentro para la gran mayoría de las personas en el mundo. Con ello, el internet dejó de ser únicamente un espacio de consulta individual y se transformó en una vivencia colectiva. De repente, todos dejamos de estar solos.

Amigos que no se habían visto en 20 años pudieron retomar comunicación con tan solo un clic en Facebook. Miles de personas comunes y corrientes empezaron a saltar a la fama —a volverse “influenciadores”— a través de plataformas digitales como YouTube y Twitter. Incluso movimientos sociales comenzaron a surgir, ejemplos de esto se dieron en 2010 y 2011, en los que vimos la Primavera Árabe y el movimiento de los Indignados en España.

En esos primeros años —suena tan lejano, pero es más o menos una década—, las redes sociales eran vistas de forma muy positiva y esperanzadora. Hoy en día, esa visión optimista sobre las mismas está siendo reemplazada por otra más realista, que entiende los retos que afronta cualquier sociedad democrática contemporánea. De eso trata Privacidad, la nueva obra de teatro de mi amigo Diego Luna y de Luis Gerardo Méndez, que se presenta en el Teatro de los Insurgentes de la Ciudad de México.

El protagonista de la obra es un escritor millennial que acaba de terminar una relación y tiene poco interés en subirse a “la ola”. Con “la ola” se refiere a pertenecer e interactuar en una comunidad digital que le exige a sus usuarios abrirse y compartir su vida cotidiana. El riesgo de no subirse a “la ola” es quedarse atrás y permanecer aislado del mundo. El protagonista, ante el miedo que le produce la perspectiva de quedarse solo —recordemos que acaba de terminar una relación—, decide subirse a la ola y explorar las nuevas comunidades virtuales.

Privacidad es una radiografía de ese mundo que se oculta detrás de nuestro uso cotidiano de la tecnología. Detrás de cada like y share que damos, se encuentra una ingeniería que recaba y procesa nuestros datos para maximizar nuestro consumo a través de publicidad dirigida. Cabe decir que este modelo de negocios es un vehículo que nos hace perder sustancialmente nuestro ejercicio de la privacidad, de ahí el nombre de la obra.

Un aspecto que me encantó de Privacidad es que es una obra interactiva. A la tercera llamada, se le pide al público mantener prendidos sus celulares y conectarse a una red Wi-Fi por la que se tendrá interacción con el protagonista. También se les pide a los asistentes mandar una foto representativa de México y tomarse una selfie, misma que será parte de la trama.

En la obra también están presentes personificaciones de estudiosos de la sociedad digital, como Sherry Turkle, del MIT; Siva Vaidhyanthan, de la Universidad de Virginia; y Daniel Solove, de la Universidad George Washington. Igualmente, se incluye a la periodista Ujala Seghal y a Clive Humby, pionero en la industria del Big Data. Es importante resaltar que cada personaje aporta una perspectiva distinta al fenómeno digital que vivimos. No es una obra que critica a las redes sociales, sino una que pretende exponer las interminables aristas que las rodean.

Al final, Privacidad apunta a una realidad: los modelos de negocios de Facebook, Twitter y Google son solo una parte de la ecuación. La otra parte de la ecuación somos nosotros, los responsables de decidir qué consumir y cómo hacerlo. Somos nosotros los que decidimos qué datos compartir y cuáles mejor dejar en privacidad. Las nuevas tecnologías no son malas, sino que nos abren un abanico de posibilidades que hay que saber manejar con responsabilidad.

Esta magnifica obra me permitió divertirme con la familia y amigos, nos reímos mucho, pero sobre todo fue una extraordinaria herramienta para reflexionar con mis hijas sobre los beneficios y riesgos que presentan las redes sociales.

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Esta columna regresará el 9 de enero. ¡Felices fiestas!

Artículo publicado en Reforma, el 19 de diciembre de 2017.


 

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