Trump y los yucatecos más vulnerables

“México pagará el muro” —Donald J. Trump

Se disiparon las dudas. El Donald Trump irrespetuoso y bravucón de la campaña electoral es el mismo que el de la presidencia de los Estados Unidos. Poco ha cambiado desde aquel día en que se refirió a los mexicanos como violadores y criminales. Quien todavía no lo entienda o piense que es cosa de tiempo para que se modere, se encuentra en enorme desventaja para hacer frente a este huracán.

Una de las amenazas que Trump ha repetido con mayor frecuencia es la construcción de un muro a lo largo de los 3 mil 180 kilómetros de frontera que compartimos con los Estados Unidos. Si bien esta idea puede parecernos absurda, la realidad es que estamos frente a un personaje dispuesto no sólo a cumplir sus promesas (o, en este caso, amenazas), sino también a usar cualquier medio para cumplirlas.

Lo del muro merece atención especial. Desde hace meses Trump ha insistido en que los 21 mil 600 millones de dólares que supuestamente costaría construirlo saldrán de nuestros bolsillos. Tal ha sido su insistencia, que el presidente Peña tuvo que cancelar su visita a Washington programada para el 31 de enero. No podía permitir que se creara la percepción de que el propósito de la visita era discutir los detalles sobre la manera en que México pagaría el mentado muro.

No obstante, el pasado martes 7 de febrero un congresista estadounidense anunció que presentará una iniciativa para crear un impuesto de 2 por ciento a las remesas que envían los mexicanos que viven en Estados Unidos. El objetivo de esta propuesta sería obligar a México a pagar el muro de alguna manera. Si bien la idea de gravar las remesas no es nueva (Trump la repitió constantemente en campaña), nunca había sonado tan real como ahora. Señoras y señores, es momento de tomar esta y otras amenazas en serio.

Por eso me pregunté cuál sería el impacto en México y sobre todo en Yucatán de una caída en el flujo de las remesas que llegan a los hogares con familiares en Estados Unidos. Estamos hablando de los 26 mil millones de dólares que llegan a México anualmente y de los 143 millones de dólares que las familias yucatecas recibieron tan solo en 2016. Pienso que al menos dos puntos merecen nuestra atención.

El primero es que en Yucatán el riesgo más grande se concentra en seis municipios que combinan una alta dependencia de remesas con un alto nivel de marginación: Cenotillo, Tunkás, Oxkutzcab, Santa Elena, Mama y Chumayel. El segundo es que las familias que reciben remesas en esos municipios destinan el grueso de ese dinero a cubrir sus necesidades más básicas de alimentación y salud.

Para dimensionar el primer punto, basta mencionar que el monto de las remesas que Cenotillo recibió en 2015 (3 millones 400 mil dólares) fue 2.7 veces superior al presupuesto municipal en ese mismo año (1 millón 250 mil dólares), o que con el monto de las remesas que recibió Oxkutzcab en 2015 (15 millones de dólares) alcanzaría para construir 21 centros de salud en el interior del estado (a un costo unitario aproximado de 14 millones de pesos). Para dimensionar el segundo punto basta destacar que, sin el dinero de las remesas, miles de personas estarían en riesgo de morir por desnutrición o enfermedades tratables con antibióticos.

Lo anterior no es poca cosa. Aunque los ingresos por remesas en nuestro estado son entre 15 y 17 veces menores a los de otros como Michoacán y Jalisco, estamos hablando de la vida y el bienestar de miles de familias yucatecas. Por eso hago un respetuoso llamado al secretario de Desarrollo Social, Mauricio Sahuí, y al secretario de Salud, Jorge Eduardo Mendoza, para que, en coordinación, sus dependencias implementen, en su caso, una política temporal que atienda las necesidades de alimentación y salud de las familias más vulnerables por su alta dependencia de las remesas que envían nuestros paisanos.

Si bien dicha política podría estar focalizada en los seis municipios en mayor riesgo por su combinación de alta marginación y alta dependencia de remesas (Cenotillo, Tunkás, Oxkutzcab, Santa Elena, Mama y Chumayel), es importante que las familias vulnerables que vivan en municipios más prósperos como Mérida, Tekax y Ticul también puedan acceder, de manera equitativa, transparente y medible, a los apoyos. Insisto, estamos hablando de la vida y el bienestar de miles de yucatecos.

Así que no hay tiempo que perder. La amenaza de Trump es real. Por un lado, tan solo bajo el paraguas de Yucatán Incluyente, el gobierno del estado cuenta con al menos 97 programas sociales que podrían aprovecharse para atender esta potencial emergencia; por el otro, Yucatán cuenta con universidades, cámaras empresariales y organizaciones de la sociedad civil que podemos apoyar al gobierno en esta tarea. No seamos víctimas de la indiferencia. Juntos somos y podemos hacer más.

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En menos de 140 caracteres: Con 50 millones de dólares, Mérida fue el municipio que más remesas recibió en 2015, casi una tercera parte del presupuesto del ayuntamiento en 2017.

Artículo publicado en el Diario de Yucatán, el 14 de febrero de 2017.


 

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