Yucatán frente a la renegociación del TLCAN

“Nunca negociemos desde el temor y nunca temamos negociar” —John F. Kennedy

El gobierno del presidente Donald Trump notificó el pasado jueves 18 de mayo al Congreso de Estados Unidos que se alista a renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) con México y Canadá. Esto significa que el gobierno mexicano tiene 90 días para realizar consultas internas que le permitan llegar a la mesa de negociación con una postura firme y metas claras. El gobierno de Yucatán y los empresarios yucatecos no podemos darnos el lujo de permanecer indiferentes frente a este desarrollo.

Si bien, en la carta de notificación al congreso, Trump parece haber suavizado su tono y retractado su amenaza de retirarse por completo del tratado, nuestros representantes en la negociación tienen que prever todos los escenarios, incluyendo una posible salida unilateral de Estados Unidos, o el remplazo del TLCAN con acuerdos bilaterales entre los tres países. En este sentido, los yucatecos también tenemos que prever diferentes escenarios, fijando metas claras en función de nuestra realidad económica y nuestros vínculos con Estados Unidos.

Para entender qué se juega Yucatán en esta negociación, debemos tomar en cuenta que, entre 2007 y 2015, el promedio anual de nuestras exportaciones fue 1 mil 250 millones de dólares, de los cuales el 71 por ciento fueron a Estados Unidos. Si bien estas exportaciones equivalen a menos del 10 por ciento del PIB yucateco, representaron 4.4 por ciento de los empleos directos e indirectos que se crearon en el estado; es decir, representaron la fuente de ingreso de 45 mil familias, o de hasta 180 mil mujeres y hombres que viven, trabajan y consumen en nuestras ciudades y comisarías.

No obstante, al poner estas cifras en perspectiva y compararnos con otras entidades, queda claro que Yucatán es poco dependiente de Estados Unidos —y que los motores de nuestra economía dependen más del consumo interno en México que de cualquier otra cosa—. En este sentido, la renegociación del TLCAN puede representar una gran oportunidad para Yucatán, siempre y cuando no nos olvidemos de que el futuro de 180 mil personas puede depender del resultado de este proceso. Me explico.

Si bien hay estados que han crecido a tasas de doble dígito en gran medida por el TLCAN (Aguascalientes, Guanajuato y Querétaro son buenos ejemplos), también es un hecho que el TLCAN ha tenido menor impacto en nuestra economía. Por eso pienso que tenemos que dejar de aplazar lo inevitable y concentrarnos en tres pilares fundamentales para México y, sobre todo, para Yucatán: justicia, competitividad y educación.

En materia de justicia, México y Yucatán adolecen de enormes problemas de corrupción e impunidad, que erosionan nuestra confianza en las instituciones políticas y de gobierno. De acuerdo con el Índice Global de Impunidad, realizado por la UDLAP, México ocupa la posición 58 de 59 países analizados. Además, en el mismo índice, Yucatán se ubica en el grupo de entidades con un grado de impunidad muy alto (concretamente, en la posición 24 de 32), y se caracteriza por contrastes respecto a la media nacional, sobre todo en la dimensión funcional del sistema de justicia.

En materia de justicia hay dos reformas que, de implementarlas exitosamente, podrían representar un parteaguas en el combate a la impunidad en México y Yucatán. Me refiero a la reforma del Sistema de Justicia Penal y a la que crea el Sistema Nacional Anticorrupción. La renegociación del TLCAN es una gran oportunidad para atender estos pendientes históricos, si de lo que se trata es de fortalecer nuestra competitividad frente al resto de México y frente a nuestros socios de Norteamérica.

Segundo, debemos aprovechar la renegociación del TLCAN para reforzar nuestra competitividad y promover la innovación. México ocupa la posición 51 de 138 países en el índice de competitividad del World Economic Forum. Por su parte, Yucatán se encuentra en la posición 10 en el índice de competitividad estatal del IMCO.

Cuatro acciones concretas que incrementarían nuestra competitividad son: 1) implementar reformas que faciliten el acceso a financiamiento tanto público como privado; 2) garantizar la transparencia y las condiciones de competencia en las compras públicas y en los procesos para adjudicar obras de infraestructura; 3) potenciar las ventajas comparativas de nuestro estado, especializándonos en sectores de la economía que nos permitan detonar nuestro enorme potencial económico (servicios financieros, servicios médicos y tecnologías de la información son tres opciones bastante obvias); y 4) aprovechar nuestra posición geográfica, tan solo la costa este de Estados Unidos representa cuatro veces el PIB de todo México.

Una tercera área de oportunidad es la educación, donde nuestro estado sigue muy rezagado con respecto al resto de México (y, por ende, con respecto al resto del mundo). Basta decir que ocupamos la posición 17 de 32 entidades en los resultados de la prueba PLANEA, que apenas 20 por ciento de los yucatecos terminaron la educación media superior y que el promedio de escolaridad en el estado es 8.8 años, por debajo de la media nacional de 9.2.

El mensaje es claro: enfoquémonos en lo que podemos controlar. No es Donald Trump sino los mexicanos y los yucatecos quienes definiremos nuestro destino. Por ello es fundamental que en los próximos meses defendamos nuestra posición con inteligencia, renegociando el TLCAN con un ojo en la mesa y el otro en nosotros mismos. La disyuntiva es culpar al país vecino y a otros estados por nuestras desgracia, o agarrar el toro por los cuernos y tomar las medidas necesarias para darnos un futuro más prometedor. La pregunta es ¿qué tan dispuestos estamos a hacerlo? La repuesta es ¡podemos estar mejor!

***
En menos de 140 caracteres: Yucatán es el principal exportador de miel a Estados Unidos. La renegociación del TLCAN podría poner en peligro a este dulce tesoro.

Artículo publicado en el Diario de Yucatán, el 23 de mayo.


 

Compartir


Artículos relacionados